
CIUDAD DE MÉXICO, 10 de febrero.- Desde 2006 el sistema Metrobús ha crecido con cinco líneas, 105 kilómetros de carriles confinados y transporta al año 230 millones de pasajeros con un ritmo de crecimiento de 2.5 por ciento promedio por ruta.
Sin embargo, su crecimiento aunado al de otros servicios de transporte público y de otras formas de movilidad podrían encerrar un futuro no tan próspero.
Desde 2006, cuando se gestó la Encuesta Origen Destino 2007 (EOD), la Ciudad de México ha sumado cuatro líneas de Metrobús, una línea del Sistema de Transporte Colectivo, 141 kilómetros de ciclovías, tres corredores Cero Emisiones y un fuerte impulso a la movilidad peatonal.
Bernardo Navarro, integrante del Observatorio de Transporte y Movilidad Metropolitana creado el año pasado por el Instituto Mario Molina y por la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), dijo en entrevista con Excélsior que la forma de trasladarse de los capitalinos se ha modificado desde que se hizo la EOD y se ha tornado hacia el transporte sistematizado y la movilidad sustentable, ya sea en bicicleta o caminando.
A pesar de ello, señaló, la base de datos como fundamental para el desarrollo y ejecución de proyectos públicos no ha sido actualizada, por lo que calificó como necesario y hasta cierto punto urgente renovarla.
“Esto es muy importante, hay más de 400 kilómetros de nuevas alternativas de transporte en la metrópoli. Es decir, hay un reacomodo muy importante de las líneas troncales de movilidad de la ciudad fundamentado en Metrobús y la Línea 12 del Metro”, destacó el también investigador en movilidad por UAM.
A estos servicios se han sumado otros con “voluntad alimentadora”, dijo el académico, como el autobús Exprés de la Red de Transporte de Pasajeros o la reducción a aproximadamente 25 mil microbuses, medios que se coordinan con servicios de transporte mexiquense.
Hizo énfasis en el papel protagónico que juega la bicicleta y la caminata como alternativas de movilidad sustentable y que hace siete años no se contemplaban.
“Las bicicletas mismas y los desplazamientos peatonales nunca los ha medido la Origen Destino, los hemos ignorado. Es tiempo de que se incluyan como una opción muy importante”, dijo el investigador.
Consideró que como un proceso natural, la EOD debería someterse a un proceso de actualización con miras a que las administraciones cuenten con la información adecuada para definir proyectos y maximizar la eficiencia de las inversiones.
“La EOD se debería tener lista en por lo menos dos años. Esto implicaría que hoy estuviéramos discutiendo las metodologías nuevas para hacerla, porque no se puede hacer como se hizo la de 2006 por el tema de la movilidad no motorizada”, indicó.
Otro concepto que tendría que tomarse en cuenta para una nueva EOD tiene que ver con los tipos de desplazamiento en el Valle de México.
Navarro explicó que en la de 2006, sólo se consideraban movimientos del tipo casa-trabajo ida y vuelta o escuela-trabajo ida y vuelta. Sin embargo, la misma complejidad de la ciudad ha modificado estos trayectos simples por otros más complejos.
“Como Observatorio de Transporte y Movilidad Metropolitana proponemos buscar alianzas y trabajar para generar información crucial para el futuro de la metrópoli”, aseguró.

