CIUDAD DE MÉXICO, 9 de febrero.- Luego de que la mañana de ayer el líder de los autodefensas del municipio de Felipe Carrillo Puerto, La Ruana, Hipólito Mora, ingresara en Apatzingán y recorriera calles principales de la cabecera municipal portando la camiseta con la leyenda de la asociación civil Ccristos (Consejo Ciudadano Responsable de Impulsar el Sano Tejido Social), no es de extrañar que ante una situación de crisis que enfrenta el estado se recurra a connotaciones religiosas.
Elio Masferrer, profesor investigador de la Escuela Nacional de Antropología e Historia y experto en el estudio de las religiones, explicó que en situaciones de crisis cultural y social, como la que tiene en este momento Michoacán, se produce lo que se llama los “cultos de crisis”, porque la gente al no tener ninguna otra posibilidad racional busca la protección religiosa, porque sabe que arriesga su vida y que en caso de morir va a estar cerca de Dios.
Dijo que cuando la gente se ha visto obligada a dejar sus actividades en esos municipios de Michoacán y deciden enfrentar por sí mismos la violencia e inseguridad, no es de extrañar que en una zona con gran herencia religiosa desde los cristeros, la religión sea una de las lealtades primordiales en las que aún confían.
“Esas camisetas (con la leyenda Ccristos) son respuestas cuando la sociedad trata de enfrentar los desafíos para los que no estaba preparada, y que además derrumban las expectativas anteriores, pues la gente deja sus actividades normales para enfrentar situaciones de riesgo y por eso se produce un culto de crisis que puede tener una expresión violenta y simultáneamente construir un espacio de fe”, abundó.
En especial porque el sacerdote Gregorio López Gerónico (El padre Goyo) se ha convertido en un “estandarte” contra la inseguridad y por ello la gente que vive en una zona donde las prácticas religiosas tienen los más altos índices que en el resto del país, en lo único que se puede confiar es en la religión.
Masferrer consideró que, en situaciones como las que viven esos municipios, la gente se refugia en lealtades primordiales, como la religión, porque ya no queda otra cosa más que la familia y la fe.
“Entonces, ante la crisis del Estado, ante la crisis de la representación popular en la que aparecen los grandes partidos políticos con algún miembro destacado del partido en una situación sospechosa y cuestionable, están siendo cuestionados en su comportamiento, entonces ya no quedan partidos, ya no quedan autoridades en los municipios y en ese contexto lo que queda es la familia”, explicó.
Pero una forma ampliada de la lealtad familiar son precisamente los grupos religiosos, porque al mismo tiempo que buscan protección ante el riesgo de estar cerca de la muerte, hay un sentimiento de que si mueren, lo harán cerca de su religión para pasar a una vida mejor.
